Los ejercicios espirituales fueron en la antigüedad prácticas regulares dedicadas a convertir la propia vida en un camino progresivo de mejora en vistas del ideal del sabio y la vida virtuosa. Este recorrido de transformación se presentaba como una crítica a la forma de vida ya dada por la convención social buscando invertir los valores predominantes (riquezas, honores, placeres) por otros propuestos como preferibles para la vida (virtud, contemplación, simplicidad vital).
“Escriba joven sin miedo, que en Chile nadie lee.” ANDRÉS BELLO