Goliat, el gigante filisteo, ha permanecido como un símbolo de estupidez y arrogancia. Ante la valiente inteligencia de David, el pastorcito de Israel. El filisteo "serio" no murió con su héroe. La lucidez valiente de David sigue desafiando a los Alters a no desesperarse de su alteridad. El discurso dominante Detrás del infinito número de palabras que abundan en cada espacio cultural hay un discurso con reivindicaciones totalitarias. El discurso dominante. Rara vez es explícita y, sin embargo, omnipresente. Un discurso detrás de los discursos. El gran "soplador" de nuestras producciones. Es él quien dicta lo que está fuera y lo que no está fuera, lo que es "correcto" y lo que no lo es. Lo tácito es su expresión habitual. Sólo prolifera detrás de las dimisiones personales. El "nosotros" es su imperio. Este discurso es por tanto más inconsciente que consciente, más implícito que explícito, más subyacente que manifestado, más omnipresente que e
“Escriba joven sin miedo, que en Chile nadie lee.” ANDRÉS BELLO