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Utopias, La herencia griega Los primeros planes de un lugar que no existe (P7)

Desde la antigüedad la idea de una sociedad ideal alimenta las reflexiones de urbanistas y filósofos

El término utopía es una paradoja, inexistente en el idioma griego y, sin embargo, se formó en sus raíces. Este neologismo se deriva de la asociación entre la negación o la palabra topos (el lugar): la utopía es etimológicamente un "lugar de la nada", el país que no existe. Sin embargo, a pesar de que el término permanece ausente del vocabulario griego, el concepto de utopía ya existía, porque junto con los mitos de la edad de oro, los autores antiguos habían elaborado reflexiones urbanísticas y tratados filosóficos sobre sociedades ideales.
Algunos historiadores han asociado el mito de la edad de oro, expuesto por el poeta Hesíodo a fines del siglo VIII a. JC en su teogonía, el cual da cuenta de una utopía. Porque en los albores del universo, los hombres compartían la vida de los dioses con total descuido. Las plantas crecían espontáneamente, y los hombres, a salvo de los males, el cansancio y la vejez, no tuvieron que trabajar.
Sin mujeres, el ciclo de la vida no existía todavía; sin nacimiento y sin muerte, el tiempo estaba como suspendido. Sin embargo, esta edad de oro no puede incluirse en el número de utopías porque este mito cosmogónico expone, en realidad, la estructuración del mundo.

Geometría y perfección política

El tiempo de la edad de oro está destinado a ser superado por la falla de Prometeo: desafiando a Zeus soberano, lleva a la separación ineluctable entre hombres y dioses y la creación de la primera mujer, Pandora, que al abrir su "caja" proyectará los males más terribles en la Tierra. El mito de la edad de oro dibuja los contornos de las identidades mortales y divinas. Los dioses reciben poder e inmortalidad. Los hombres, separados de los dioses, ahora nacerán mortales, serán condenados a tomar una esposa para reproducirse, para conocer una alternancia de felicidad y desgracia, y realizar rituales para comunicarse con lo divino. Los autores posteriores formarán parte de una perspectiva más política derivada de una reflexión sobre su ciudad contemporánea (polis).

Las primeras utopías fueron desarrolladas por urbanistas, como Hippodamos de Mileto, que repensaron a mediados del siglo V a. J.-C., El Pireo, el puerto ci 'Atenas de una manera racional y geométrica.

Su plan de tablero de ajedrez reemplazó calles rectas rectilíneas con caminos sinuosos, estrechos e intransitables. Esto permitió a Atenas salir de su anarquía urbana al facilitar el tráfico en esta área portuaria congestionada por la expansión comercial marítima. Pero su trabajo urbanista sirvió para una reflexión política más amplia sobre una ciudad ideal construida sobre un nuevo orden social. La ciudad debía reducirse a un número limitado de ciudadanos, claramente demarcados en su territorio y compartimentados en un plan a cuadros al servicio de sus necesidades. Según Aristóteles, Hippodamos dividió así su sociedad ideal en tres clases (artesanos, luchadores y agricultores), el territorio siendo modulado en tres espacios: una parte que devuelve a lo sagrado, otra más pública y otra privada. Su ciudad ideal se estructuró en la división, cuadrícula, separación y funcionalidad de los espacios para lograr una cierta perfección política. Una verdadera utopía matemática.

Platón continuará la reflexión de Hippodamos a través de tres discursos complementarios: La República, un tratado sobre el mejor gobierno, Critias y Timea, que teorizan sobre una ciudad ideal desde un espacio utópico y mítico, la famosa isla Atlántida. Estas escrituras surgen de un contexto histórico particular; la capitulación de Atenas en 404 AC AD contra Esparta al final de la Guerra del Peloponeso, que expuso los defectos de la ciudad, su arrogante imperialismo marítimo y su régimen, la democracia. Y la muerte de Sócrates, en 399 aC JC., Condenado a muerte por el pueblo soberano manipulado, según Platón, por los demagogos.

La Atlantida, el ejemplo para no seguir


En La Republica, Platón establece los principios que guían a su ciudad ideal, ofreciendo a los hombres un modelo político que puede analizarse como utopía. El poder ya no debe confiarse a la mayoría, sino a los "guardianes", filósofos y reyes, que son los únicos que tienen la jurisdicción para gobernar y mejorar la ciudad porque encarnan la idea de justicia y encarnan el sentido de Interés general. A sus costillas, los soldados y los productores (artesanos y agricultores) son responsables de la defensa y el sustento de la ciudad. Gracias a los individuos jerárquicos en funciones reservadas, la ciudad puede ser guiada por la templanza y la justicia.
El mito de la Atlántida expone la caída de una civilización poderosa y brillante, ya que la isla, conquistada por una ciudad llamada Atenas, está envuelta en un pasado de 9000 años. Inmensa y maravillosa, llena de riquezas naturales, la Atlántida se destaca por sus excesos: su embellecimiento arquitectónico permanente, el número de sus soldados y la codicia de su población. Pero esta Atlántida que ha inflamado la imaginación de los geógrafos y escritores no pretende ubicarse en el mapa del mundo, porque el filósofo en realidad ofrece un viaje interior. La utopía de la atlantida es el espejo de la Atenas de Platón, su inmoderación y sus ambiciones imperialistas que llevaron a la caída, mientras que la Atenas de Critias se relaciona con la polis arcaica, idealizada como ciudad virtuoso y medido.
El mito de la Atlántida es, por lo tanto, una crítica política, y no es la maravillosa isla la que se logrará para Platón, sino los cimientos de la Atenas del pasado. Para esta Atenas primitiva, la ciudad ideal de La República, mientras que finalmente resulta una utopía muy negativa.
Entre el mito y la historia, la Antigüedad brinda una definicion muy compleja al concepto de utopía.
Comentario del libro

Atlas de las Utopias - Edicion 2017
Editor : Monde Hor serie (12 Enero 2017)
ISBN-10: 2368040633
ISBN-13: 978-2368040638


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