Si las cosas no van bien hoy, asegúrate de decirte a ti mismo que podrías haber sido Stefan Zweig, y que decidiste suicidarte después de ver fracasar todos los ideales por los que luchaste.
Hay siempre un misterio inexpugnable en las razones por las que un ser decide suicidarse. ¿Por qué Zweig decidió suicidarse, a los 58 años, en Brasil el 11 de febrero de 1942, llevando consigo a su joven esposa, Lotte?
Poco antes de su desaparición, había conocido a otro escritor, Georges Bernanos, que también se había refugiado en Brasil. Aunque Bernanos estaba en el otro extremo de la escala de Zweig en sus referencias culturales y posiciones políticas, él había buscado las palabras para dar esperanza a los austriacos.
Pocos días después, Zweig decidió tragar barbitúricos con su esposa. Las claves de su suicidio se encuentran en el libro que hoy se puede pasar por su Testamento, "El Mundo de ayer"- la certeza de ver un doble fin - el fin del mundo que amamos, y el fin también de las certezas que podríamos haber tenido sobre este mundo.
Como escribió Zweig, "no me sirvió de nada haber entrenado mi corazón durante casi medio siglo para latir al ritmo universal de un ciudadano del mundo. No, el día que me quitaron el pasaporte, descubrí que a los 58 años, perder mi patria significa perder mucho más que un pequeño trozo de tierra delimitada por fronteras".
En la carta que deja, explica que ya no se reconoce en este mundo, un mundo donde predomina la destrucción, donde el humanismo no es más que una vaga palabra sin contenido. Pero no fue sólo la desesperación lo que lo mató.
De confesion Judia, creía en la victoria definitiva del Reich (si... muy what a fuck pero asi fué, pero sigamos). Cuando Zweig llegó a Nueva York en 1940, asediado por los periodistas, evitó hacer comentarios sobre el futuro de Europa. De hecho, estaba convencido de que Hitler iba a durar 1.000 años. Y esta victoria marcó su derrota, su derrota no sólo como hombre y como demócrata, sino también como pensador.
Hasta el final, Zweig soñaba con ser universalista y pacifista. Por lo tanto, nunca se pensó a sí mismo como judío - la idea de un estado judío le parecía extraña, así que nunca fue sionista. Para él, ser judío era necesariamente vivir en la diáspora, por lo tanto, haberse casado con lo universal.
El mundo que había sido suyo era el del imperio austrohúngaro, el único imperio que nunca había sido realmente imperialista, el único lugar que también era de todas partes, que le permitía ser ciudadano del mundo. Esta es la ilusión que se desentrañaba ante sus ojos.....
Cuando Estados Unidos entró en la guerra, el partidario podría haber recuperado la esperanza, pero es el pacifista que hay en él el que se desespera. Completa 3El jugador de ajedrez", una novela publicada a título póstumo que presenta a un exiliado austríaco al que los nazis empujaron al borde de la locura. Pero es quizás también en un trabajo de juventud donde se puede encontrar una de las razones de su suicidio.... Jeremías, obra terminada en 1917 - "¿Por qué habría de interesarnos el profeta Jeremías? Porque es nuestro profeta.... Todo lo que podía hacer era anunciar y llorar las ruinas. No detuvo nada. Lo mismo que nosotros".
Y ahora que tengas un buen día ya que no eres Stefan Zweig.
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