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GILLES DELEUZE y FELIX GUATTARI - Del caos al cerebro


Lo único que pedimos es un poco de orden para protegernos del caos. Nada es más doloroso, más angustioso que un pensamiento que se escapa, ideas que se filtran, que apenas desaparecen,.... Perdemos constantemente nuestras ideas. Por eso queremos tanto aferrarnos a opiniones fijas.... Pero el arte, la ciencia, la filosofía requieren más: hacen planes sobre el caos. Estas tres disciplinas no son como las religiones que invocan dinastías de dioses, o la epifanía de un solo dios para pintar en la sombrilla un firmamento del que derivarían nuestras opiniones. La filosofía, la ciencia y el arte quieren que rompamos el firmamento y nos sumerjamos en el caos. Sólo podemos derrotarlo a este precio.Sólo pedimos un poco de orden para protegernos del caos. No hay cosa que resulte más dolorosa, más angustiante, que un pensamiento que se escapa de sí mismo, que las ideas que huyen, que desaparecen apenas esbozadas, roídas ya por el olvido o precipitadas en otras ideas que tampoco dominamos. Son variabilidades infinitas cuyas desaparición y aparición coinciden. Son velocidades infinitas que se confunden con la inmovilidad de la nada incolora y silenciosa que recorren, sin naturaleza ni pensamiento. Es el instante del que no sabemos si es demasiado largo o demasiado corto para el tiempo. Recibimos latigazos que restallan como arterias. Incesantemente extraviamos nuestras ideas. Por este motivo nos empeñamos tanto en agarrarnos a opiniones establecidas. Sólo pedimos que nuestras ideas se concatenen de acuerdo con un mínimo de reglas constantes, y jamás la asociación de ideas ha tenido otro sentido, facilitarnos estas reglas protectoras, similitud, contigüidad, causalidad, que nos permiten poner un poco de orden en las ideas, pasar de una a otra de acuerdo con un orden del espacio y del tiempo, que impida a nuestra "fantasía" (el delirio, la locura) recorrer el universo en un instante para engendrar de él caballos alados y dragones de fuego. Pero no existiría un poco de orden en las ideas si no hubiera también en las cosas o estado de cosas un anticaos objetivo: "Si el cinabrio fuera ora rojo, ora negro, ora ligero, ora pesado..., mi imaginación no encontraría la ocasión de recibir en el pensamiento el pesado cinabrio con la representación del color rojo". Y por último, cuando se produce el encuentro de las cosas y el pensamiento, es necesario que la sensación se reproduzca como la garantía o el testimonio de su acuerdo, la sensación de pesadez cada vez que sopesamos el cinabrio, la de rojo cada vez que lo contemplamos, con nuestros órganos del cuerpo que no perciben el presente sin imponerle la conformidad con el pasado. Todo esto es lo que pedimos para forjarnos una opinión, como una especie de "paraguas" que nos proteja del caos.

GILLES DELEUZE y FELIX GUATTARI - Del caos al cerebro

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