Algunas ciudades antiguas siguen alimentando el imaginario colectivo, el tiempo ha magnificado o menospreciado la leyenda. Si, en la tradición judeo-cristiana, Dios creó el mundo, el hombre creó la ciudad. A través de ella, este último revela su capacidad para construir un espacio de protección para su pueblo, su capacidad para controlar su destino. Es en el Cercano Oriente donde se construyeron las primeras ciudades, en un momento en que el hombre se estaba asentando; Jericó (Palestina) y Catal Höyük (Turquía) son algunos de los ejemplos más antiguos (IXC y VII milenios antes de Cristo). Al principio rudimentario, el esquema de las ciudades mejorará. Y en sociedades jerárquicas, que compiten entre sí, la ciudad se convierte en el reflejo de quienes la construyeron. A una ciudad espléndida, poderoso príncipe. En su obsesión por construir la ciudad ideal, el plano circular -figura sagrada ligada al cosmos y símbolo del eterno retorno, pero también de la maternidad- se ha asociado a la p
“Escriba joven sin miedo, que en Chile nadie lee.” ANDRÉS BELLO