¿Qué queda del Occidente cristiano cuando ya no es cristiano? Recapitulemos. Una sociedad puede prescindir fácilmente de la religión en el sentido occidental y estricto de la palabra (La creencia en un Dios personal y creativo), quizás podría prescindir de lo sagrado o sobrenatural (de la religión en el sentido más amplio), pero no puede prescindir de la comunión o de la fidelidad. Este requisito se aplica a todas las civilizaciones. Si estuviéramos en China, India o Irán, la pregunta también se plantearía, pero en términos diferentes: resulta que somos de Occidente. En cuanto a sus fuentes, nuestra civilización es inseparablemente greco-latina y judío-cristiana, y eso me viene muy bien. Sin embargo, este secularismo no debe ser más que una cáscara vacía, ni una forma elegante de amnesia o negación, como el nihilismo refinado (es decir, la decadencia misma). Concretamente, esto significa que la verdadera pregunta para nuestros países es: ¿Qué queda del Occidente cristiano,
“Escriba joven sin miedo, que en Chile nadie lee.” ANDRÉS BELLO