Hace más de 3.000 años surgieron sociedades sedentarias ligadas al desarrollo de la agricultura, lo cual constituyó una de las primeras grandes revoluciones sociales que a su vez provocaron una transformación en las relaciones de producción y de poder. La capacidad de dominar el ciclo de producción de alimentos configuró la dominación para el uso, organización de la fuerza de trabajo y apropiación del excedente, lo cual generó el arraigo. Aunque en todas las épocas históricas se han producido oleadas migratorias, la gente ha perseguido el ideal del sedentarismo y construido su marco referencial espacial en torno al lugar natal o nicho concreto, inherente a lo propio, para la reproducción de la vida, la realización del trabajo y la trascendencia después de la muerte. Tanto la gente antigua como la moderna ha pensado en cumplir un ciclo en un lugar: nacer, formar una familia, reproducirse, incrementar el patrimonio mueble y ser enterrado en el cementerio local, donde sie
“Escriba joven sin miedo, que en Chile nadie lee.” ANDRÉS BELLO