Criticando un sistema donde el progreso técnico es también la semilla de la desgracia, los utopistas de la era industrial dirigieron su atención hacia los sueños y las relaciones humanas, dimensiones que una sociedad materialista olvidó. El siglo XIX fue un siglo de utopías confiadas y variadas frente al progreso de la física, la medicina, las comunicaciones, la industria y el comercio. Avances en el conocimiento, "el éxito en material" que transforma las sociedades e incluso las utopías: ya no están ubicadas en ningún país irreal, sino aquí, ahora. Proyectos a realizar desde ahora, visiones imaginadas, pensamientos, felicidad, de otro mundo social que hacen mas aguda la denuncia de la verdadera desgracia: a en primera instancia, la gran industria, los trabajadores son explotados con indignidad. Los ciudadanos libres, se dice, son de hecho tan violentamente esclavizados "en los convictos mercantiles de la sociedad civilizada" (Charles Fourier, 1835-1836 ) como