Esopo, (siglo VI a.C. fechas imprecisas) era un esclavo frigio (Frigia es ahora Turquía) jorobado, tartamudo y cojo. Generalmente se le atribuye la invención de la fábula como género literario. Cierta vez, para probar las cualidades de su esclavo, el mercader ordenó: Toma, Esopo. Aquí está este saco de monedas. Corre al mercado y compra los mejores ingredientes para un banquete. ¡La mejor comida del mundo! Poco tiempo después, Esopo volvió del mercado y colocó sobre la mesa un plato cubierto por un fino paño de lino. El mercader levantó el paño y se sorprendió: -¡Ah!, ¿lengua? Nada como una buena lengua que los pastores griegos saben preparar muy bien. Pero ¿por qué escogiste exactamente a la lengua como la mejor comida del mundo? El esclavo, con la mirada baja, explicó su preferencia: -¿Qué hay mejor que la lengua, señor? La lengua nos une a todos, cuando hablamos. Sin la lengua no podríamos entendernos. La lengua es la llave, el órgano de la verdad y la razón. Gracia
“Escriba joven sin miedo, que en Chile nadie lee.” ANDRÉS BELLO